domingo, 13 de abril de 2008

¿De esto el ABC no se responsabiliza?

Esto de escribir tiene sus más y sus menos, y uno de sus menos es que si te despistas un momento, lo dejas, y no practicas la escritura, volver cada vez cuesta más. En estas me he encontrado yo estos días pasados en los que, por razones que no excusan el hecho, no he escrito un carajo y la pluma se me ha ido resecando, con lo que no me ha quedado más remedio que limpiarla, deshacerme de la tinta reseca introduciendo el plumín en agua tibia, tirando a caliente, secarla luego con sumo cuidado y cargar el cartucho de nuevo. Pero el tema sobre el que escribir seguía sin aparecer, aunque haya muchos temas que me rondan la cabeza y sobre los que opino con amigos en las charlas de cafetería; si no los anoto, si no les doy aunque sea una vuelta sobre el papel no son más que pensamientos que tarde o temprano se evaporan. Y como al final acabo cansándome de mi misma y mis excusas no me ha quedado otra que lanzarme al vacío y anotar de nuevo, aunque simplemente sea para no perder del todo la práctica e ir retomando el hilo de a poco.

Me ocupaba pues, esta mañana, en estos menesteres, escribiendo de nuevo, dándole las últimas vueltas a un post sobre los músicos del metro, que me inspiró mi amigo Roger Colom, cuando, mientras me tomaba el café, escucho una conversación en la radio sobre el último artículo de opinión de Antonio Burgos en el ABC, y se me ha encendido la sangre. Así que aparto para otra ocasión el que tenía pensado y dejo que la actualidad se imponga.

Pero no se confundan, lo que aquí planteo nada tiene que ver con mi ideología o mis simpatías políticas, ni siquiera lo escribo desde un ideario feminista, no. Lo aquí planteado lo escribo porque como mujer trabajadora, independiente y observadora de la realidad que me rodea, lo que he leído esta mañana me ha arañado la moral hasta hacerla sangrar.

Y es que lo que ha vomitado este buen señor no tiene nombre, ya desde la primera frase.

Comienza su ristra de perogrulladas con un "VALE", en mayúsculas, como para que nos percatemos de su profunda indignación, y sigue: "aceptamos Carmen Chacón como animal de compañía". No lo puedo evitar, mi primera respuesta es: El animal aquí, querido, no es otro más que usted. Y uso el tratamiento de cortesía porque he de ser cortés y respetuosa para distanciarme de este caballero.

El tono durante todo el escrito se mantiene y enfatiza más adelante: "... ZP no ha nombrado un nuevo gobierno, sino que como medida de precaución ha organizando su Batallón de Modistillas Ministeriales, donde las señoras superan ya a los caballeros. Echo en falta la cuota gay: no hay derecho, usted, a dejar al pobre Zerolo sin cartera y sin donuts...", para continuar con el recuerdo de una conversación entre Luca de Tena y Brunet con el entonces director del ABC de Sevilla, Nicolás Salas, y su intención de aplicar la igualdad en la redacción de dicha ciudad, con la entrada en nómina de las primeras redactoras en plena transición, que resulta, cuanto menos, irrisoria. Claro que de esto también se mofa el señor Burgos calificando a aquellas redactoras como "precursoras mujeres-soldado en la infantería del periodismo" y aportando otro "agradable comentario" sobre la costumbre que tenían, y parece ser que seguimos teniendo las mujeres, de ir al baño de dos en dos. Lo que hace que me plantee que tal vez, sólo tal vez, disponiendo de un solo baño, que además era el del director del periódico, las señoras Seco, Jiménez y Gamito supusieron que sería más eficaz, en todos los sentidos, ir al dispensario en grupo, razones históricas y sociológicas aparte.

Pero no acaba ahí el autor. No conformado con lo anteriormente esputado de su pluma, ataca de nuevo con lo siguiente: "... el Ministerio más superfluo de todos es el nuevo de Igualdad. ¿Qué más igualdad quieren ustedes que esto de que haya más ministras que ministros?" Es en este momento cuando mi sistema circulatorio se convierte en un volcán en erupción. ¿Quiere usted decir con esto, señor Antonio Burgos, que la igualdad que perseguimos y reivindicamos, no solo las mujeres de este país sino también muchos hombres, era y es conseguir más mujeres que hombres al cargo de un ministerio? Hágaselo mirar y con urgencia dado lo preocupante de su estado.

Un último apunte. Si desea usted calificar al Batallón, al menos hágalo con propiedad y justicia. No hablamos aquí de Modistillas, señor mío, si acaso hablamos de diseñadoras de alta costura, dado el historial, la titulación y la trayectoria que, le guste o no, tienen estas nueve mujeres.

No hay comentarios: