domingo, 9 de diciembre de 2007

Placas conmemorativas

Todos hemos visto alguna vez una placa conmemorativa. Hay placas dedicadas a excelsos miembros de nuestra sociedad, del estilo: "Aquí nació y/o vivió don Fulano/a de Tal...", alguna de las cuales con textos que, sin duda, elevarán nuestro miserable y putrefacto espíritu hasta el 4º piso derecha, o el 2º piso, por supuesto también derecha, del cielo redentor al que se acude sin alpargatas, o sandalias (como por ejemplo esta). Las hay dedicadas a edificios, o mejor, a personas que inauguraron esos edificios: "Este centro fue inaugurado por Mengano/a de Cual el día X, del mes Y, del año Z"; las que recuerdan lugares donde ocurrió algo (¡Deténgase! Aquí está el Imperio de la Muerte) y lugares donde no ocurrió nada. Están las placas que acompañan estatuas de ilustres personajes y/o monumentos ; y, como no, las que nos dedicamos a nosotros mismos o a nuestros familiares más queridos.

Pues bien, el caso es que ayer, estando en casa, aprovechando el largo acueducto constitucional-purísimo para escribir la segunda de las tres obritas de teatro que demandan mis tiernos alumnos infantes, escuche la risa divertida de mi costilla que se acercaba para mostrarme su hallazgo.

De todas las placas que he visto, ya sea in situ o en foto, esta es, hasta el momento, mi favorita. Puede que sea por su amable sarcasmo, o por su profundamente documentada exactitud en la fecha (la semaine dernière), o tal vez sea por su concreción en el énfasis con el que debe ser leída; el caso es que me gusta, y me divierte, y como el blog es mío, libertad tengo para mostrar lo que me de la real, o republicana gana. La mentada placa se encuentra ubicada en un pueblo de la Dordogne francesa, en la región de Aquitania, que no puedo concretarles porque, por inexperiencia, no lo anoté en su momento, encontrándome con el inconveniente de que la información, publicada en el periódico La Vanguardia del 8 de diciembre, requiere del pago de 3,00 € para ser revisada y, por cuestiones que ahora no vienen a cuento, no voy a pagar. Si usted, amable lector/a, conoce el pueblo y quiere compartir este dato le quedaré sinceramente agradecida.

Aquí la tienen.



Es por la más grande de las casualidades, que
HEMOS COMPRENDIDO,
la semana pasada,
¡QUE AÚN EXISTE GENTE QUE TIRA PAPELES AL SUELO!

1 comentario:

Roger Colom dijo...

¡Genial! Se habla mucho del humor inglés, pero el de los franceses es todavía más seco.